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Wimbledon 2023: Alcaraz contra el régimen Djokovic

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Wimbledon 2023: Alcaraz contra el régimen Djokovic
El español desafía desde este lunes al serbio en el torneo más incierto de todos, el más abierto a las sorpresas y en el que los grandes bombazos ocurren cada año.

Wimbledon, el torneo más incierto de todos, el más abierto a las sorpresas y en el que los grandes bombazos ocurren cada año, se enfrenta a su edición más teledirigida. Todos los pronósticos apuntan a Novak Djokovic, el siete veces campeón, el hombre que no pierde aquí desde 2017 y que no cae en la central desde hace una década. ¿Quién puede pararle? Solo el meteórico Carlos Alcaraz o una sorpresa a la que pocos pueden ampararse.

Pensar en un verdugo de Djokovic en Wimbledon solo es comparable a pensar en un rival capaz de vencer a Rafael Nadal en Roland Garros. Es la segunda tentativa más difícil del circuito y una a la que aspiran muy pocos, porque cuesta encontrar nombres que opten a ello: Jannik Sinner, Daniil Medvedev o Stefanos Tsitsipas, tenistas con calidad, pero que no saben lo que es jugar unas semifinales en Wimbledon, y en el caso de los dos últimos, ni siquiera unos cuartos de final.

Es ahí donde aparece un Carlos Alcaraz que, con apenas once partidos en la superficie, ya tiene un título en hierba, además de las credenciales necesarias para ser candidato a un trofeo de esta envergadura: sabe lo que es ganar un Grand Slam, es número uno del mundo y ha derrotado a Djokovic (Madrid 2022).

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Su duda son los problemas físicos que arrastra desde Queen’s. La molestia en el aductor derecho ha obligado a renunciar a los dos partidos de exhibición programados y no ha permitido retomar los entrenamientos hasta el viernes. Las sesiones no han despejado del todo la incógnita respecto al muslo y el español lleva un importante vendaje en la zona que mantendrá por precaución en su debut.

“No tengo ningún dolor”, aseguró este domingo. “Es por precaución”, añadió el murciano, que debutará este martes, ante un tenista como Jeremy Chardy, en el ocaso de su carrera y ubicado más allá del puesto 500 en el mundo. Es la mejor noticia posible para el español, un primer partido amable, antes de que se complique el cuadro con sacadores como Arthur Rinderknech y Nicolás Jarry en el horizonte.

Alexander Zverev, en octavos de final, Holger Rune o Frances Tiafoe, en cuartos, y Medvedev y Tsitsipas, en semifinales, son el camino que se dibuja para un Alcaraz que en su carrera solo ha jugado seis partidos en Wimbledon -sin contar el torneo júnior- y que el año pasado quedó deslumbrado por la grandiosidad de la pista central, uno de los escenarios más bonitos del circuito.

Todo el mundo sueña con que Alcaraz y Djokovic se enfrenten en la final del próximo 16 de julio, en una repetición, con suerte sin problemas físicos, de lo ocurrido hace escasas semanas en la Philippe Chatrier de París. Sería el tercer encuentro entre ambos y un partido a la altura del Pete Sampras-Roger Federer de 2001 y el Federer-Rafael Nadal de 2008. Una cambio de mando, un derrocamiento del rey.

Wimbledon, tradicionalmente arisco para los españoles y donde solo triunfaron Manolo Santana, Conchita Martínez, Nadal y Garbiñe Muguruza, es el sueño del murciano, al que le inculcaron de pequeño que la moqueta verde es la superficie más difícil, que el movimiento es lo más importante y que ahora se pone vídeos de Federer y de Andy Murray para mejorar.

“Espero jugar una final aquí contra Djokovic”, relató Alcaraz, que sabe que depende de sí mismo para mantener un número uno que no le añade presión adicional. “No pienso mucho sobre ello para no presionarme de más”.

Si iguala el resultado del serbio en Wimbledon o lo mejora, Alcaraz seguirá como número uno a partir del 17 de julio y su contador de semanas en lo más alto seguirá recortando distancias con las 40 de Ilie Nastase.

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