Cuba celebra elecciones para la Asamblea Nacional, pero solo hay 470 candidatos compitiendo por los 470 escaños, sin rivales de la oposición y sin campaña. Los votantes esencialmente no harán más que respaldar la lista de candidatos nominados.
La votación que se lleva a cabo cada cinco años técnicamente no es partidista, pero cae bajo el control indirecto del verdadero poder del país según la constitución, el gobernante Partido Comunista.
La mitad de los candidatos provienen de asambleas municipales elegidas en las elecciones locales de noviembre pasado. La otra mitad es nominada por grupos que representan amplias franjas de la sociedad, como un grupo de mujeres y sindicatos de trabajadores. Todos son examinados por comités electorales con vínculos con el partido.
El establecimiento de Cuba sostiene que el sistema es inclusivo y construye la unidad, al tiempo que evita la división de la política de partidos o cualquier efecto negativo de los grandes donantes de dinero.
El resultado puede ser una conclusión inevitable, pero un indicador que será observado de cerca es cuántos votantes se abstienen del proceso. Ese número ha estado creciendo durante la última década, lo que algunos críticos señalan como una erosión de la confianza en el sistema de partido único de Cuba, ya que el país sufre una profunda crisis económica.