Cerca de 50.000 personas asistieron este jueves al funeral del papa emérito, Benedicto XVI, una cifra por debajo de las primeras estimaciones, según los datos facilitados por la gendarmería vaticana.
La jefatura de policía de la capital italiana estimó incluso el miércoles la llegada de cerca 100.000 personas a la plaza de San Pedro, después de que durante los tres días de capilla ardiente acudiesen cerca de 200.000 visitantes a la basílica para dar el último adiós al papa que renunció en 2013.
No se vivieron las aglomeraciones de otros funerales pontificios, como los del papa Juan Pablo II, al que asistieron cerca de 200.000 fieles.
Para acceder a la plaza de San Pedro era necesario pasar controles y un detector de metales y se cerró al tráfico y retirado todos los vehículos aparcados de las calles adyacentes al Vaticano.
Según el plan de seguridad aprobado por la Policía de la capital italiana se cerró el espacio aéreo en toda la zona y se han puesto a disposición helicópteros, francotiradores, cuerpos especiales, incluidos los de lucha contra el terrorismo, bomberos, y la policía municipal. En total habrá más de 1.000 agentes empleados.
A pesar del funeral, en el Vaticano no se ha declarado día de luto y todo pertenecerá abierto, incluido por ejemplo los Museos Vaticanos, al no ser Benedicto XVI papa «reinante» desde 2013 cuando presentó su renuncia al pontificado, los trabajadores de la Santa Sede pudieron pedir permiso para acudir o escuchar la misa.