«Me recuerda a mí cuando era joven: sólido revés, muy buena defensa y luchando cada punto con corazón y piernas». Así describe Novak Djokovic, de 35 años, a su rival del domingo en la final del Masters 1.000 de París-Bercy, el danés Holger Rune, de 19.
Nada más vencer a Stefanos Tsitsipas en un igualado encuentro que se fue a tres sets y se decidió en un ‘tie-break’, Djokovic defiende su corona en Bercy, a partir del domingo de las 15.00 horas CET, ante el danés Rune, uno de los estandartes de la más joven generación de tenistas.
«Es, sin duda, el futuro de nuestro deporte, junto a (Carlos) Alcaraz y otros, pero espero impedir que se lleve su primer Masters 1.000», comentó en zona mixta el serbio, considerada una de las mejores raquetas de la historia, junto a Rafa Nadal y Roger Federer.
«Nole» comenzó a competir profesionalmente en el 2003, el mismo año en el que nació en Gentofte (Dinamarca) un tal Holger Rune. Diecinueve años más tarde, los dos se enfrentan en el penúltimo torneo de la temporada regular.
Para el serbio, el danés no es un desconocido. Ha entrenado varias veces con él. «Lo he estado siguiendo durante los últimos tres, cuatro años, merece el éxito que está teniendo».
Además, el ganador de 21 grandes ya se midió a Rune en las primeras rondas del US Open de 2021. Entonces, el serbio llegó a ceder un set.
Ganador de siete trofeos en Bercy, el tenista de Belgrado sigue empeñado en frustrar a la nueva generación. En los cuartos, aniquiló al italiano Lorenzo Musetti, de 20 años, y esta noche dobló la rodilla de Tsitsipas, de 24.
Sin embargo, el líder de la nueva hornada sí que le ha hecho un roto. Alcaraz, el número 1 mundial de 19 años que se retiró ante Rune del Masters por un desgarro abdominal, ya doblegó al serbio la única vez que se han medido, en las semifinales del Masters 1.000 de Madrid en mayo.
En un temporada extraña marcada por ausencias obligadas en varios torneos por no haberse vacunado del covid, «Nole» ha acelerado en este último tramo.
Su última derrota de calado remonta al 31 de mayo en la arcilla de Roland Garros ante Rafa Nadal. Con el triunfo de hoy, ya son 13 los cosechados consecutivamente, con victorias en torneos menores en Astana y Tel Aviv.
Si Novak va como un cohete, Rune no se queda atrás. Campeón en Estocolmo y finalista hace seis días en Basilea, el danés tuvo hoy su revancha por la derrota ante Felix Auger-Aliasimme en ese último torneo.
El canadiense sucumbió en dos sets ante la «tremenda agresividad» y el imponente físico del joven imberbe, quien fuera de la cancha es tímido y habla con un hilo de voz.
Su entrenador desde 2022, el francés Patrick Mouratoglou -ex preparador de Serena Williams-, explicó que una de las claves del éxito de su pupilo es «el control emocional» dentro de la cancha. Es común ver a Rune muy contrariado cuando falla, siempre buscando con la mirada a su equipo, en el que sobresale su inseparable madre, Aneke.
«Ha entendido que no es vergonzoso tener dificultades a gestionar sus emociones durante el partido, sin gestionarlas no se puede tener la ambición de ganar un Grand Slam, ha aceptado de hacer todos los esfuerzos para ello y lo ha conseguido», consideró el mítico entrenador.
Si Djokovic ha eliminado al estadounidense Maxime Cressy, el ruso Kharen Khachanov, Musetti y Tsitsipas para su camino hasta la final en la pista rápida de Bercy, el de Rune ha sido más arduo.
Estuvo a punto de caer ante el legendario Stan Wawrinka en primera ronda, y luego apeó a cuatro top ten: el polaco Herbert Hurkacz (n.10), el ruso Andrey Rublev (n.9), el número uno mundial Alcaraz y Auger-Aliassime (n.8).