Solo unas semanas después que se lanzara las campañas electorales de Ontario, la compañía de encuestas, The Signal tiene a los PC y su líder Doug Ford al frente, con el 36,2 por ciento del voto popular, seguidos por los liberales de Steven Del Duca con el 30,1 por ciento y Andrea Horwarth y el NDP en tercer lugar con el 25,0 por ciento. El Partido Verde, dirigido por Mike Schreiner, tiene un 4,7 por ciento.
Esos porcentajes se traducirían en 64 escaños para los PC, 30 para los liberales y 29 para el NDP, con un escaño para el Partido Verde. Si las elecciones se celebraran hoy, los PC perderían algunos escaños desde donde estaban en el 2018, pero todavía los vemos manteniendo un gobierno mayoritario.
El resultado de las encuestas es bastante paradójico, si se tiene en cuenta que el premier de Ontario, Doug Ford, ha pasado una cantidad sorprendente de su mandato como uno de los líderes provinciales más odiados de Canadá, pero está listo para ganar la reelección de todos modos por la sencilla razón de que los habitantes de Ontario parecen odiar aún más a la oposición.
En todo el 2022 No se ha realizado una sola encuesta que mostrará a las PC en otra cosa que no sea el primer lugar. Incluso el Toronto Star, que no es fanático del gobierno de Ford, declaró esta semana que están “en camino de ganar otra mayoría”.
Todo esto a pesar del hecho de que los habitantes de Ontario nunca han estado particularmente enamorados del liderazgo del hermano mayor de Rob Ford.
Ya en 2019, una encuesta realizada por Mainstreet Research mostró que el apoyo al gobierno de PC se estaba cayendo por un precipicio. Apenas unos meses después de votar a Ford como su líder, solo el 19,9 por ciento de los habitantes de Ontario aprobaba el trabajo que estaba haciendo.
La pandemia de COVID-19 no ayudó. Aunque Ford vio un breve estallido de apoyo que disfruto durante los primeros meses de la pandemia. Pero, en las primeras semanas de 2022, el 55 por ciento de los ontarianos pensó que el liderazgo de Ford en la pandemia había puesto a su provincia en el «carril equivocado”
Las clasificaciones de aprobación de primer nivel mantenidas por el Instituto Angus Reid han mostrado consistentemente a Ford como uno de los líderes provinciales más impopulares del país. Una de las mejores actuaciones de Ford fue en su reciente encuesta de marzo, e incluso entonces se ubicó en el extremo inferior de los líderes provinciales con solo el 43 por ciento de los habitantes de Ontario dándole el visto bueno. Muy a pesar del alza de la gasolina y la disparada de la inflación en la provincia.
En Ontario, los conservadores barrieron por primera vez en el gobierno hace cuatro años. Con una cuota de voto popular del 40,5 por ciento, que fue suficiente para que los PC de Doug Ford agregaran la increíble cantidad de 49 escaños al parlamento provincial; suficiente para capturar una mayoría con 13 escaños de sobra.
Hace cuatro años el voto de los ontarianos fue casi de protesta encontrar de los liberales que bajo los primeros ministros provinciales Dalton McGuinty y Kathleen Wynne, se mantuvieron 15 años consecutivos a cargo de Ontario, el tramo más largo de gobierno liberal en más de un siglo. A pesar de estar plagado de una serie de escándalos durante al menos la mitad de ese período, continuaron ganando elecciones con tanta facilidad que, en palabras de Chris Selley del National Post, el partido podría haber desarrollado justificadamente un «complejo de invencibilidad».
La elección terminó siendo el peor resultado para un gobierno en funciones en la historia de Ontario y el peor resultado electoral para los liberales de Ontario desde su fundación en 1857. Los liberales reclamaron solo siete escaños, lo que les otorgó un distante tercer lugar detrás del NDP.
Es una paliza de la que el partido no ha estado cerca de recuperarse y que el NDP no ha podido capitalizar. La líder del NDP, Andrea Horwath, quien ahora se ubica como la líder de un partido político con más años de servicio en Canadá, no ha podido mover el apoyo de los votantes.
El nuevo líder liberal, Steven Del Duca, que sirvió en el gabinete de Wynne entre 2014 y 2018, tomó el mando por primera vez solo unos días antes del inicio de la pandemia de COVID-19. Dos años después, ni siquiera los liberales estaban muy seguros de que él alcanzara a convertirse en premier de Ontario.