El deporte del fútbol americano de la NFL vivió una jornada llena de consternación por el encarcelamiento del joven exala cerrada de los Patriots de Nueva Inglaterra, Aaron Hernández, que fue detenido y acusado formalmente de asesinato en primer grado además de cinco cargos más de posesión ilegal de armas.
Los Patriots a las pocas horas de la detención de Hernández, joven promesa de 23 años, que era uno de los pilares en el ataque del equipo, dieron a conocer su baja oficial de la plantilla.
El equipo había guardado silencio mientras la policía investigaba a Hernández después que hace más de una semana el cuerpo del joven Odin Lloyd, de 27 años, su amigo y compañero sentimental de la hermana de su novia, apareció muerto en un área industrial cercana a la residencia del exjugador de los Patriots.
Hernández, la pasada semana, acudió a las instalaciones de los Patriots, donde siempre había sido recibido de forma amigable, sin importar el momento, pero esta vez fue tratado como un extraño y se le pidió que saliera inmediatamente del edificio.
Apenas a unos pasos del estadio donde miles de aficionados le han vitoreado en las últimas tres temporada por sus excelentes acciones en el terrero de juego, la presencia de Hernández, un jugador de origen puertorriqueño, repentinamente era indeseada.
La forma como reaccionó el personal de los Patriots fue un preludio a los eventos que se vivieron hoy desde primeras horas de la mañana, cuando la policía de la localidad de Attleboro (Massachusetts) fue a su domicilio para detenerlo, y de inmediato el equipo le dio de baja.
Pocas horas después Hernández recibió formalmente los cargos de asesinato en primer grado y otros cinco más de posesión ilegal de armas, de los que se declaró no culpable.
Pero el juez que sigue el caso ante la petición de la fiscalía le negó el pago de una fianza para que pudiese salir en libertad condicional.
Los Patriots no quieren tener ningún tipo de distracción cuando comiencen los campos de entrenamiento y aunque Hernández era clave en el ataque del equipo, su situación actual ante la justicia es vista por los expertos como muy «delicada».
Además, los que conocen la mentalidad y gestión de los Patriots, su decisión de dar de baja a Hernández es lo más normal que se podría esperar.
Los Patriots son el equipo de la NFL que mejor reflejan lo que es realmente el deporte del fútbol americano, ir siempre para adelante y nunca les ha atemorizado cortar a un jugador cuando lo negativo supera a lo positivo y este es el caso de Hernández.
Los Patriots se dieron de margen más de una semana hasta que tuviesen información fidedigna de lo sucedido en el incidente en el que se vio involucrado Hernández y luego determinaron que al exala forzó que tomasen la decisión de darle la baja de su plantilla, al margen de lo que pueda determinar el proceso judicial tanto si es inocente como culpable.
Por lo menos, Hernández enfrenta una batalla legal que podría tardar meses en resolverse. Eso podría significar una distracción de temporada para un equipo que odia las distracciones.
El peor escenario posible para Hernández es que su carrera de NFL se haya terminado si recibe una sentencia de prisión de larga duración.
La ventana de oportunidad para un título se cierra para los Patriots, y no tienen el tiempo para esperar a un veredicto.
Es un duro golpe para los Patriots desde un punto de vista deportivo y para la competición de la NFL.
Los Patriots simplemente no son el mismo equipo sin Hernández, que fue uno de sus jugadores más productivos y versátiles que durante las pasadas dos temporadas tuvo el ataque de Nueva Inglaterra.
Hernández podía jugar por todo el campo con la misma efectividad, además de conseguir las atrapadas por el centro del campo, e igualmente alinear como receptor por el perímetro.
El exala cerrada de los Patriots incluso jugó como corredor cuando se le pidió ante las necesidades que tuviese el equipo durante los partidos.
Su talento es inmenso, razón por la cual los Patriots intentó retenerlo a largo plazo con un contrato de 40 millones de dólares el verano pasado.
Jake Ballard ahora toma el papel y puesto de Hernández como el segundo ala cerrada detrás del jugador de Pro Bowl, Rob Gronkowski, que se recupera de una operación de espalda.
Ballard tiene experiencia, pero no cuenta con la misma habilidad, versatilidad o atletismo de Hernández. La diferencia en talento es significativa, y el ataque aéreo de los Patriots será más sencillo de frenar esta temporada.
Los alas cerradas Mike Hoomanawanui y Daniel Fells son limitados por lo que demostraron durante la pasada temporada, lo que podría significar que los Patriots también puedan explorar un rol limitado con el popular mariscal de campo suplente, Tim Tebow, en ese puesto.
Tebow jugó un poco la temporada pasada con los Jets de Nueva York, aunque el experimento fue poco positivo y las posibilidades parecen pocas de que pueda ser un ala cerrada efectivo de inmediato y los Patriots se quedaron sin el sueño de ver triunfar en plenitud al dúo formado por Hernández y Gronkowski.
Redacción Deportes (EE.UU.), 26 jun (EFE).-