La policía brasileña realizó un gran despliegue en las inmediaciones del estadio Mineirão de Belo Horizonte, donde hoy se juega el partido Brasil-Uruguay de semifinales de la Copa Confederaciones y adonde está previsto que se dirija una gran manifestación.
La Policía Militarizada del estado de Minas Gerais, donde se ubica Belo Horizonte, tenía previsto utilizar 5.567 efectivos, a los que se han unido unos 1.500 soldados del Ejército.
A las 10.00 hora local (13.00 GMT), seis horas antes del comienzo del partido, centenares de policías se habían apostado en puntos estratégicos cerca del estadio.
También había un gran despliegue de fuerzas policiales en la Plaza Sete, en el centro de Belo Horizonte, que es el punto donde ha sido convocada la marcha, que podría congregar a más de 100.000 personas, según cálculos de la policía.
Muchas tiendas en el entorno de la Plaza Sete y en las avenidas que se dirigen al Mineirão estaban protegidas con tablones de madera, para evitar actos de vandalismo.
Centenares de aficionados estaban en las inmediaciones del estadio desde una hora temprana para evitar problemas debido a la manifestación, que podría dificultar la llegada del público y de las selecciones.
Portavoces de la Policía Militarizada no descartaron la posibilidad de verse obligados a trasladar a las selecciones de Brasil y Uruguay en helicóptero.
Los movimientos sociales también convocaron una concentración a las puertas del hotel Ouro Minas, donde se hospeda la selección brasileña.
El sábado pasado, cerca de 60.000 personas, según la Policía, participaron en una manifestación en Belo Horizonte, que acabó con disturbios, en los que ocho manifestantes y seis policías resultaron heridos.
Belo Horizonte (Brasil), 26 jun (EFE).-