Un nuevo informe aseguró que el número, históricamente alto de mujeres en la fuerza laboral del país, permanece por debajo de lo que podría haber sido si el COVID-19 nunca hubiera ocurrido.
El informe del Consejo de Información del Mercado Laboral indicó que el empleo femenino es casi un 1% más bajo de lo que podría haber sido si la pandemia mundial no hubiera alterado la trayectoria de la economía.
Para los hombres, los niveles de empleo están alrededor de un 0,5% por debajo de lo que podrían haber sido si el mercado laboral hubiera crecido a lo largo de su promedio histórico durante la década anterior.
El informe apunta a estas cifras, entre otras, para sugerir que el repunte laboral para las mujeres puede ser ligeramente más débil de lo que sugieren las cifras principales.
El informe del mercado laboral de febrero de Statistics Canada mostró que el empleo femenino aumentó en unos 178.000 puestos de trabajo, o un 2% por encima de los niveles registrados en febrero de 2020.
Para los hombres, la cifra de puestos de trabajo fue ligeramente superior a 192.000, o alrededor de un 1,9% por encima de los niveles previos a la pandemia registrados en el mismo mes dos años antes.
Dentro de esas cifras hay áreas de preocupación que se exponen en el informe.
Las ganancias se concentran entre las ocupaciones de ingresos medios y altos, y se observa un aumento más lento en los trabajos con salarios más bajos.
Behnoush Amery, economista sénior del consejo, indicó que es posible que algunas hayan pasado de un trabajo mayoritariamente de medio tiempo a un empleo de tiempo completo y mejor remunerado, pero muchas trabajadoras con salarios bajos podrían haber dejado la fuerza laboral por completo.
La recuperación para los trabajadores jóvenes ha sido más lenta que para aquellos en la edad laboral central de 25 a 54 años. Eso podría significar una disminución de los ingresos y las oportunidades a largo plazo si las trabajadoras jóvenes pierden la oportunidad de adquirir experiencia laboral y desarrollar sus habilidades.
El informe de empleos también mostró que la proporción de mujeres en edad central con un trabajo alcanzó un máximo histórico el mes pasado, mientras que para los hombres la tasa alcanzó su nivel más alto desde 1989.
Las tasas de participación fueron igualmente altas. Sin embargo, Amery sotuvo que la tasa de participación de las madres aún está por debajo de la de los padres y eso apunta a problemas sistémicos de larga duración y expectativas culturales en torno a las responsabilidades del cuidado de los niños.
