El Departamento de Defensa Nacional sostuvo que decenas de miembros de las Fuerzas Armadas canadienses que se negaron a vacunarse ahora han sido expulsados del ejército.
Han comenzado los procedimientos de liberación para cientos de personas que enfrentan el mismo destino, a menos que se arremanguen para recibir la vacuna contra el COVID-19.
El jefe del estado mayor de la defensa, el general Wayne Eyre, ordenó que todo el personal militar esté completamente vacunado a mediados de diciembre.
El portavoz del Departamento de Defensa, Daniel Le Bouthillier, indicó que desde entonces 58 soldados han sido expulsados del servicio por negarse a recibir sus pinchazos.
Se dieron avisos a otros 246, que es el primer paso para obligar a los miembros del servicio a quitarse el uniforme.
Otros 66 soldados no vacunados abandonaron voluntariamente las Fuerzas Armadas de Canadá, que han estado lidiando con una escasez de personal ya exacerbada por la pandemia de COVID-19.