Las protestas ciudadanas en Turquía han bajado en intensidad, pero ganan en creatividad en su pulso con el Gobierno, que insistió hoy en su política de mano dura, con más detenciones y el anuncio de que se dotará a la Policía de una mayor autoridad para intervenir contra los manifestantes.
Mientras Ankara fue escenario la pasada madrugada del desalojo policial de ciudadanos acampados en un parque, Estambul ha vivido la primera noche tranquila en tres semanas.
La acción más notable fue una protesta silenciosa en la plaza Taksim, en Estambul, iniciada por un actor que permaneció seis horas inmóvil observando las banderas turcas que dominan uno de los laterales del lugar.
A él se fueron uniendo más personas hasta que la Policía exigió a la gente que abandonara el lugar y detuvo a varios participantes en la concentración.
Tras desalojar violentamente la plaza y el parque Gezi de Estambul el pasado sábado, las autoridades mantuvieron hoy su política de tolerancia cero.
Varias redadas en Estambul y Ankara y otras dos localidades acabaron con la detención de docenas de personas vinculadas a grupos izquierdistas a los que el Ministerio del Interior acusa de haber participado en las protestas.
En esta línea, el Ministerio de Educación ha iniciado una investigación sobre supuestos casos de profesores y maestros que animaron a sus alumnos a sumarse al movimiento antigubernamental, informó el diario «Today’s Zaman».
Además, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, no sólo defendió de nuevo la contundente actuación policial durante las protestas, sino que también advirtió de que se dará más poderes al cuerpo para actuar contra cualquier «ilegalidad».
«A partir de ahora, dentro de la autoridad que proporciona la ley, nuestra Policía no pasará por alto ninguna ilegalidad y seguirá cumpliendo su deber. Vamos a fortalecer a nuestra Policía para aumentar su poder de intervención contra esos sucesos», proclamó Erdogan ante los diputados de su partido, el islamista moderado Justicia y Desarrollo (AKP).
Ilhan Cihaner, antiguo fiscal general y diputado del opositor partido socialdemócrata CHP, denunció hoy que el Gobierno está convirtiendo al país en un Estado policial.
«Mira las calles. Es lo que ocurría durante las juntas militares. Gente detenida que llena pabellones deportivos, filas de personas en la calle con las manos atadas atrás y de cara a la pared», declaró a Efe.
«Se ha alabado al AKP por acabar con el tutelaje militar, pero sustituir eso por un Estado policial no es democracia», destacó el veterano político.
Con miles de policías desplegados por las calles y después de tres semanas de violenta represión de las manifestaciones, los turcos están optando por nuevas formas de protesta.
La concentración de anoche en Estambul está siendo imitada en todo el país por numerosos «Duranlar» («gente en pie» o «erguidos»), que se mantienen inmóviles y en silencio para mostrar su descontento con el Gobierno.
El propio Ministerio del Interior tuvo que reconocer hoy que eso no supone ningún delito, si no se pone en peligro el orden público.
Desde la red social Facebook se ha convocado para hoy a las 19.00 GMT a que gente de todo el mundo participe durante cinco minutos en esta forma de protesta.
Por otra parte, la Asociación de Médicos de Turquía hizo público un balance de víctimas de las tres semanas de protestas: tres manifestantes y un agente han muerto y 7.882 personas han resultado heridas, entre ellas 59 graves y 6 en estado crítico.
Según esa asociación, once personas han perdido ojos y cien han sufrido traumatismos craneales.
Por Dogan Tiliç y Antonio Sánchez Solís/Ankara/Estambul, 18 jun (EFE).-