El Senado rechazó hoy una enmienda republicana que exigía el control operacional de la frontera sur antes de legalizar a la población indocumentada, en el único voto del día sobre la medida y en medio de pugnas sobre la vigilancia fronteriza.
En el tercer día de debate de una reforma migratoria integral, el Senado rechazó, en una votación de 57-43, una enmienda del senador republicano de Iowa, Charles Grassley, y que, según sus detractores, podía envenenar el frágil acuerdo migratorio.
Fue el único voto del día, pese a que cinco enmiendas estaban en cola para el debate, dos de ellas propuestas por los republicanos John Thune, de Dakota del Sur, y David Vitter, de Luisiana, también relacionadas con la seguridad en la frontera del suroeste del país.
El líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, indicó que los senadores continuarán la votación de enmiendas el próximo lunes.
«Quiero advertirles a todos que el próximo fin de semana estaremos trabajando en este proyecto de ley. Vamos a terminarlo antes del receso del 4 de julio (festivo por el Día de la Independencia)», dijo Reid, aunque expresó su deseo de que no sea necesario extender la sesión legislativa.
Reid leyó una carta de Alfredo Castañeda, un estudiante indocumentado de Las Vegas (Nevada) que llegó a EE.UU. cuando apenas era un bebé y que, junto a otros 800.000 jóvenes, se ha beneficiado del programa gubernamental Acción Diferida, que el año pasado suspendió temporalmente la deportación de estudiantes indocumentados.
Para Reid, esa medida, sin embargo, no es una «solución permanente», por lo que el Congreso debe aprobar pronto la reforma.
La enmienda de Grassley exigía el control de la frontera sur de EE.UU. durante seis meses antes de que los indocumentados puedan siquiera solicitar un permiso legal provisional.
Ante la derrota de su enmienda, Grassley acusó a los demócratas de mantener una «farsa» cuando prometieron un proceso «abierto y justo» para debatir las modificaciones al plan reformista.
Grassley figura entre los líderes republicanos del Congreso que consideran que el Gobierno del presidente, Barack Obama, no ha hecho lo suficiente para resguardar la seguridad de la frontera sur, y tampoco están satisfechos con el proyecto de ley actual.
Al igual que otros republicanos, Grassley se ha quejado de que la iniciativa no garantiza un freno de la futura inmigración ilegal y que, en todo caso, el énfasis debe estar primero en la vigilancia y después en un programa de legalización.
La seguridad fronteriza es una de las principales fricciones en el Senado: los demócratas advierten contra enmiendas como la de Grassley que sirvan de «píldoras venenosas» para hundir la reforma este año.
Pero los conservadores están divididos. El senador republicano de Arizona, John McCain, miembro del bipartidista «Grupo de los ocho» que elaboró el plan reformista, cree que se podrá fortalecer la seguridad fronteriza con esta reforma, aunque la mayoría de sus correligionarios no está de acuerdo.
Mientras, el presidente mantiene la presión sobre el Congreso y esta tarde recibirá en la Casa Blanca a líderes demócratas del Senado, incluyendo Charles Schumer, Dick Durbin, Bob Menéndez y Michael Bennet, que son parte del grupo negociador.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo en su rueda de prensa habitual que el encuentro servirá para repasar «el progreso» hacia la aprobación de la reforma en el Senado.
Obama reiterará su deseo de que el Senado aproveche «la oportunidad única» que tiene ante sí para sacar la reforma con apoyo bipartidista, precisó Carney.
En paralelo al debate en el Senado, un comité de la Cámara de Representantes, bajo control republicano, celebró una audiencia sobre un proyecto de ley, radicalmente opuesto a la reforma y que se centra en reforzar la vigilancia en la frontera con México.
Entre otros elementos, esa medida autoriza a los agentes locales y estatales a hacer las veces de agentes de Inmigración, so pena de perder sus fondos para programas de seguridad pública en sus comunidades.
Mientras, los exgobernadores republicanos Jeb Bush (Florida) y Haley Barbour (Misisipi) participaron hoy en un foro del Centro Bipartidista de Política para defender ante la opinión pública los beneficios de la reforma migratoria.
Washington, 13 jun (EFE).-