TORONTO, ONT – La pequeña avioneta monomotor acababa de despegar del aeropuerto de Buttonville el miércoles por la mañana, y estuvo en el aire solo alrededor de un minuto cuando el piloto, Ibrahim Kulom, supo que algo andaba mal.
Como le dijo a la OPP después aterrizar con seguridad la avioneta en la autopista 407, el motor empezó a «botar chispas».
“Intentamos dar marcha atrás de inmediato”, explicó.
Pero era demasiado tarde, el motor que estaba botando estas impresionantes chispas, se estaba muriendo. Sin embargo, Kulom estaba decidido a que sería la única muerte en ese miércoles.
«Declaramos un socorro, hágales saber la situación, que nos dirigimos a la carretera», confesó que le indicó a la torre de control.
Cuando se le preguntó si tenía alguna duda sobre su precaria elección de lugar de aterrizaje, no lo dudó.
“No teníamos otra opción”, explicó. «Era esto, o los edificios».
Con nervios acerados y una gran experiencia, el instructor de vuelo se dirigió a la autopista en Markham, ayudado por otro piloto que estaba en la avioneta con él.
Fue entonces cuando Kulom recibió un poco de ayuda. Mágicamente, el tráfico pareció aclararse, abriendo un carril libre del tráfico habitual que obstruye las carreteras de GTA.
«Alguien nos estaba cuidando», sonrió. “Nunca pensé que me pasaría a mí, pero sucedió. Estoy feliz de estar a salvo».
