Duván Zapata solo tenía que rematar con más precisión para lograr el tanto tan anhelado por todos los colombianos en el partido tan intenso contra Uruguay, el cual pudo significar los tres puntos para la tricolor en la Eliminatoria Sudamericana al Mundial Catar-2022.
Zapata no pudo aprovechar la única opción clara de gol que fabricó Colombia en todo el juego, y se resignó a una igualdad que no deja de ser valiosa y que le permite mantenerse en la lucha hacia el mundial.
Colombia sufrió mucho el período inicial, especialmente los primeros 30 minutos, cuando no daba más de cinco pases seguidos, perdía rápidamente el balón y estaba en aprietos para controlar los avances ofensivos del local.
Borré y Falcao estaban aislados, sin posibilidades de recibir pases profundos. Había doblaje de marca contra Cuadrado y Díaz; ninguno lograba desequilibrar y mantener el ataque para emprender hacia el arco de Uruguay.
Las manos de Ospina evitaron que ‘la Celeste’ se pusiera en ventaja en la primera etapa.
Suárez, que suele ser certero y no perdona, definió demasiado desviado una clara oportunidad que le quedó servida en el área de frente a Ospina. Trató de acomodarla sin éxito.
También, logró acertar al recibir un centro desde la izquierda que cabeceó y mandó al fondo, pero el juez de línea sancionó como fuera de lugar. Parecía inexistente, pero el VAR lo ratificó.
Colombia se sacudió en los últimos 15 minutos y alejó el riesgo de su portería. Uruguay perdió manejo y penetración con la salida de Giorgian De Arrascaeta, por lesión. Nicolás De La Cruz, volante de otras características, no le devolvió la creatividad que había con el ’10’ que juega en Flamengo.
‘La Celeste’ se destiñó mucho más con la salida de Suárez. El ariete se quedó en el camerino tras el descanso y entró en su lugar un Cavani errático. También salió Brian Rodríguez y le dio paso a Núñez, que sí provocó algunas escaramuzas con su potencia por la izquierda, pero no con la suficiente fluidez para redondear situaciones de verdadero peligro.
La zona posterior de Colombia siguió trabajando, pero las incursiones charrúas carecían de nitidez, eran más con garra, ganas, deseos y «caídas» constantes. Varios jugadores se zambulleron en el área buscando y reclamando penaltis ‘fantasmas’, que afortunadamente el árbitro venezolano Jesús Valenzuela ignoró con razón.
Valenzuela no se dejó presionar ante esa incesante petición de penaltis que evidenciaba la impotencia del anfitrión.
La selección Colombia permaneció sin armonía en el toque y le costó controlar el partido y armar jugadas de ataque. No obstante, creció en carácter, en lucha y en procurar a toda costa quedarse con un punto que es importante.
