Un legado de la intervención extranjera en Haití ha preparado el escenario para la actual crisis política, según un profesor asistente de Estudios del Caribe en la Universidad de Toronto.
Dos primeros ministros han presentado reclamos contrapuestos para hacerse cargo, luego del asesinato del presidente del país, Jovenel Moïse, a principios de julio.
El primer ministro interino, Claude Joseph, se ha declarado líder interino de Haití. Pero durante el fin de semana, un grupo de diplomáticos internacionales, incluso de Canadá, manifestaron su apoyo al nuevo primer ministro de Haití, el neurocirujano Ariel Henry, designado por Moïse en uno de sus últimos actos, pero que nunca prestó juramento.
El Core Group, integrado por embajadores en Haití de Canadá, Alemania, Brasil, España, Estados Unidos, Francia y la Unión Europea, así como representantes de las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos, pidió la creación de “un gobierno consensuado e inclusivo”.
“Con este fin, alienta encarecidamente al primer ministro designado Ariel Henry a continuar con la misión que se le ha confiado para formar dicho gobierno”, se lee en el comunicado.
“El Core Group necesita permanecer fuera de Haití, punto, porque no han ayudado”, indicó Kevin Edmonds.
Añadió que la comunidad internacional ha financiado y legitimado en gran medida elecciones plagadas de acusaciones de fraude desde el golpe militar de 2004 que derrocó al gobierno democráticamente elegido del presidente Jean-Bertrand Aristide.
El electorado haitiano, explicó Edmonds, es profundamente desconfiado como resultado, lo que lleva a una baja participación de votantes y protestas contra el gobierno, “porque la gente no ve una forma legítima de participar en la política haitiana”.
Después del terremoto de 2010, el presidente Michel Martelli fue elegido después de que Edmonds dijera que varios partidos políticos fueron excluidos de la boleta electoral y que la gran mayoría de los votantes se quedaron en casa.
Canadá intervino militarmente en Haití en 2004. Según Veterans Affairs Canada, más de 750 miembros de las Fuerzas Armadas Canadienses y 100 policías civiles canadienses han prestado servicio en Haití.
Las tropas de la ONU patrullaron Haití durante 13 años antes de que finalizara su misión de estabilización en 2017 en medio de acusaciones de abuso sexual y causando una epidemia de cólera.
En los meses previos a su muerte, Moïse, quien fue el sucesor elegido por Martelli, había gobernado por decreto después de no poder celebrar elecciones. Fue asesinado un día después de nominar a Henry como nuevo primer ministro.
Un portavoz de Asuntos Globales confesó que se ha estado comprometiendo directamente con los dos primeros ministros y otros actores, «para garantizar la paz y la estabilidad y fomentar un diálogo inclusivo con todos los partidos políticos y todos los sectores de la sociedad».
«Canadá tiene un compromiso profundo y duradero con Haití, y queremos continuar fortaleciendo nuestros esfuerzos para mejorar la vida del pueblo haitiano», se lee también en el comunicado.
Pero Edmonds enunció que Canadá debe dejar de socavar la democracia en Haití y dar a los haitianos la oportunidad de decidir su propio destino y asumir el resultado.
“Seguimos hablando de democracia, democracia, democracia, dejemos que suceda en el país”.