El principal general de Estados Unidos en Afganistán dio una evaluación sobre el deterioro de la situación de seguridad del país a medida que EE.UU. pone fin a su llamada «guerra eterna».
El general Austin S. Miller manifestó que la rápida pérdida de distritos en todo el país a manos de los talibanes, varios con un valor estratégico significativo, es preocupante. También advirtió que las milicias desplegadas para ayudar a las asediadas fuerzas de seguridad nacional podrían llevar al país a una guerra civil.
Miller agregó a un pequeño grupo de periodistas en la capital afgana que por ahora tiene las armas y la capacidad para ayudar a las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacional de Afganistán.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo en unas reuniones, la semana pasada, con el presidente Ashraf Ghani y Abdullah Abdullah, el funcionario afgano encargado de hacer las paces con los talibanes, que el presidente Joe Biden indicó que Estados Unidos estaba comprometido con la asistencia humanitaria y de seguridad para Afganistán.
Pero el presidente también explicó que mantener a los soldados estadounidenses en Afganistán desafía un acuerdo de paz que la administración Trump negoció con los talibanes y que no era un riesgo que estuviera dispuesto a asumir.
Washington firmó un acuerdo de paz con los talibanes en febrero de 2020. Estableció la promesa de una retirada de Estados Unidos y los compromisos de los talibanes para garantizar que Afganistán no albergue a militantes que puedan atacar a Estados Unidos. Los detalles de esos compromisos nunca se han hecho públicos.
Los talibanes han acusado a Washington de romper el acuerdo, que exigía que todas las tropas se retiraran antes del 1 de mayo, fecha en que comenzó la retirada final. Funcionarios estadounidenses han dicho que los talibanes han logrado algunos avances, pero no está claro si el grupo insurgente ha mantenido su parte del acuerdo.
El grupo insurgente emitió órdenes a los comandantes en contra de permitir combatientes extranjeros entre sus filas, pero sigue apareciendo evidencia de que no afganos están en el campo de batalla.
Aún así, Miller insistió en que solo una solución política traerá la paz a la nación torturada por la guerra.
Miller se refería no sólo a la guerra de Estados Unidos sino a la de la ocupación rusa de 10 años que terminó en 1989. Ese conflicto fue seguido por una brutal guerra civil librada por algunos de los mismos líderes afganos que desplegaron milicias contra los talibanes. La guerra civil dio lugar a los talibanes, que tomaron el poder en 1996.
Los funcionarios estadounidenses han indicado que la retirada completa de las tropas estadounidenses probablemente se completará para el 4 de julio. Pero Miller se negó a dar ninguna fecha o marco de tiempo, refiriéndose solo a la línea de tiempo del 11 de septiembre dada por Biden en abril cuando anunció el retiro de la 2.500-3.500 tropas estadounidenses restantes.
Mientras tanto, los combatientes talibanes han estado invadiendo distritos en rápida sucesión, muchos de ellos en el norte del país, dominado por las minorías afganas. El norte es también el bastión tradicional de muchos ex líderes muyahidines que han sido una fuerza dominante en Afganistán desde que expulsaron a los talibanes del poder en 2001 junto con la coalición liderada por Estados Unidos.
De cara al futuro, las fuerzas de defensa afganas deben concentrarse en consolidar sus fortalezas y establecer áreas estratégicas y protegerlas, manifestó Miller. La pérdida de distritos a manos de los talibanes, lo que les permite cortar los enlaces de transporte y comunicación, amenaza a las capitales de provincia.
