Corte de apelaciones de Moscú liberó sorpresivamente a una de las integrantes del grupo feminista ruso de música punk Pussy Riot, pero ratificó la sentencia de dos años de prisión para otras dos mujeres encarceladas por una irreverente protesta contra el presidente Vladimir Putin.
Las tres mujeres fueron sentenciadas en agosto por vandalismo motivado por intolerancia religiosa. Las acusadas argumentaron ante la corte que su improvisado concierto dentro de la principal catedral de Moscú en febrero fue de naturaleza política y no un ataque a la religión.
El caso ha sido criticado en Estados Unidos y Europa porque es visto como ejemplo del aumento de la represión de Putin contra la disidencia en su regreso a la presidencia después de cuatro años como primer ministro.
La corte de la ciudad de Moscú determinó que la sentencia de Yekaterina Samutsevich debía ser suspendida porque los guardias la sacaron de la catedral antes de que sacara su guitarra del estuche para participar en el concierto.
Vestidas con minifaldas y mallas de color neón, y con pasamontañas tejidos a mano, las mujeres hicieron una «oración punk» para pedir a la Virgen María que salvara a Rusia de Putin cuando se realizaran las elecciones en marzo, donde podía ganar un tercer mandato.
«Si ofendimos a cualquier creyente de forma no intencional con nuestras acciones, expresamos nuestras condolencias», dijo Samutsevich, quien junto a Maria Alekhina y Nadezhda Tolokonnikova, habló en la corte desde una celda de cristal conocida coloquialmente como el «acuario».
«La idea de la protesta era política, no religiosa», agregó.