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Ríos Montt en capilla ardiente ante el fallo en el juicio por genocidio

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El exgeneral golpista José Efraín Ríos Montt asiste a la fase final del juicio en su contra y la de su antiguo jefe de Inteligencia, José Rodríguez, por los delitos de genocidio y crímenes de guerra en el proceso por la muerte de 1.771 indígenas ixiles. EFE

 El exdictador guatemalteco José Efraín Ríos Montt, y su antiguo jefe de Inteligencia, José Rodríguez, entraron hoy en capilla ardiente, previo a que mañana, viernes, el tribunal que sigue el juicio por genocidio y crímenes de guerra en su contra, emita su sentencia.

La jueza Jazmín Barrios, presidenta del Tribunal Primero A de Mayor Riesgo, convocó a las partes para que mañana acudan a la sala de vistas de la Corte Suprema de Justicia, para conocer el veredicto final de este proceso judicial.
La Fiscalía y los querellantes pidieron al tribunal declarar «culpables» de genocidio y crímenes de guerra a Ríos Montt y a Rodríguez por haber ordenado la muerte de 1.771 indígenas ixiles, y que les imponga una pena de 75 años de prisión.
Benjamin Jerónimo, representante de la Asociación para la Justicia y Reconciliación, querellante en el juicio, en representación de los supervivientes y las víctimas, reclamó «justicia con dignidad», rechazó que tengan intenciones de venganza y pidió protección para los testigos y sus abogados.
«Es más fácil que un camello pase por una aguja que un rico genocida llegue al cielo», dijo con la voz entrecortada.
Por su parte, Francisco Soto, representante del Centro de Acción Legal en Derechos Humanos, otra de las organizaciones querellantes, dijo al tribunal que pedir justicia no es sinónimo de venganza, sino que es «un derecho» humano de todos los guatemaltecos.
«Hoy tenemos la oportunidad de juzgar en nuestro país el primer genocidio en 500 años», señaló.
Por su parte, los abogados Francisco García Gudiel y César Calderón, defensores de Ríos Montt y Rodríguez, respectivamente, después de cuestionar las pruebas de cargo presentadas por la Fiscalía, pidieron la absolución de sus clientes.
Durante su comparecencia ante el tribunal, Ríos Montt se declaró inocente de los cargos, y contrario a su defensor, que negó el genocidio en contra de los indígenas ixiles, él solo se limitó a asegurar que «nunca» ordenó la destrucción de ese grupo étnico.
«Me declaro inocente. Nunca he tenido la intención ni el propósito de destruir una etnia nacional. Mi situación de Jefe de Estado, mi ocupación, fue específicamente para retomar el rumbo de la nación que estaba en la borda», dijo Ríos Montt ante el Tribunal Primero A de Mayor Riesgo, escenario del juicio en su contra.
El anciano general, de 86 años, aseguró que «nunca» autorizó, firmó, propuso ni ordenó «que se atentará contra una raza, una etnia o una religión».
«Nunca lo hice. Y de todo lo que han dicho no ha habido ninguna prueba que evidencia mi participación», dijo Ríos Montt, quien gobernó de facto Guatemala entre marzo de 1982 y agosto de 1983, período en el que según la Fiscalía unos 1.771 indígenas ixiles fueron asesinados a manos del Ejército bajo sus órdenes.
«Me presenté voluntariamente ante el Ministerio Público porque no quería que me llamaran genocida. Nunca he sido genocida, nunca lo he ordenado, nunca lo he hecho», dijo, alterado, al insistir en su inocencia.
Durante los más de 60 minutos de su declaración, Ríos Montt negó que durante el período en que ocupó los cargos de jefe de Estado y comandante general del Ejército haya tenido conocimiento de las acciones contrainsurgentes que realizaban las Fuerzas Armadas.
La única función que cumplió como comandante general del Ejército durante los meses que gobernó el país, aseguró, fueron hacer las convocatorias para reclutar soldados, otorgar condecoraciones y autorizar pensiones.
«Aquí no hay cadena de mando, solo jerarquía. Pero hay autonomía de mando, y esa la da la jurisdicción de cada uno. En el área Ixil, el responsable era el comandante de Quiché, o de Gumarcaj, o en última instancia el comandante de patrulla, pero eso lo tiene que definir el Ministerio Público», indicó.
Los señores del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), la organización guerrillera que operaba en la zona donde según la Fiscalía los militares cometieron genocidio en contra de los indígenas ixiles, «fueron a matar a esa gente», añadió.
«Llora sangre, da una angustia, un dolor, una pena» lo que ocurrió, «y ahora yo tengo que pagar por el delito de genocidio», agregó el anciano militar.
«La más grande desgracia -agregó- es la angustia del pueblo Ixil», porque tuvo la mala suerte de que el EGP ubicara «su asentamiento principal».
Esa organización insurgente «fue la que más influyó en que la gente se volcará en contra de la institución» armada, aseguró.
Al terminar la audiencia de este jueves, con evidente cansancio y los rostros desencajados, Ríos Montt y Rodríguez partieron de la sala de debates sin hablar con los reporteros, a pasar una noche de capilla ardiente antes de saber la decisión de la Justicia.

Guatemala, 9 may (EFE).-

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