El líder ruso, Vladímir Putin, presidió hoy la primera reunión del nuevo soviet constitucional, el Consejo de Estado (Gossovet), que integra a los principales dirigentes locales y federales del país, y cuyas amplias atribuciones han despertado dudas en la oposición.
«El año no ha sido fácil ni para Rusia ni para el mundo. Sea cual sea la situación, no podemos permitirnos una pausa ni por un minuto», dijo Putin al inicio de la reunión telemática.
Putin justificó la concesión al Consejo de Estado del estatus constitucional y la ampliación, tanto de sus facultades como de su composición, por la necesidad de coordinar la labor de la administración pública a todos los niveles.
UN SOVIET COLEGIAL
El Consejo de Estado, cuyo nuevo estatus fue aprobado en el controvertido referéndum constitucional del 1 de julio pasado, es presidido por Putin, quien eligió a sus más de cien miembros.
Algunos analistas han querido ver en este consejo una especie de soviet u órgano colegial que reúne a todos los altos cargos del Estado para consensuar los planes de desarrollo del país a largo plazo.
Para empezar, el consejo abordó hoy los programas nacionales sociales y económicos hasta 2030, para cuando terminará el quinto mandato de Putin, si finalmente decide seguir en el Kremlin en 2024.
Entre sus miembros figura el primer ministro; los jefes de ambas cámaras del Parlamento (Duma y Senado); el subjefe de la Administración Presidencial; los representantes plenipotenciarios en siete distritos federales; los jefes de todos los partidos políticos con representación parlamentaria; y los presidentes de la Federación de Sindicatos y de la Unión de Industriales y Empresarios.
Además, Putin incluyó a una treintena de líderes regionales en el presidium y creó veinte comisiones para la gestión de los principales asuntos del país, desde economía a educación o sanidad.
De hecho, el consejo ha introducido el concepto de «poder público», que son todas las estructuras de la administración federal y local, que deberán rendir cuentas de su labor ante dicho órgano.
AMPLIOS PODERES
El Consejo de Estado no es un órgano ejecutivo ni legislativo, pero sus atribuciones son tan amplias y generales que pocos son los que creen que se trate de una estructura meramente consultiva.
«Ni nosotros lo sabemos a ciencia cierta. Lo que sabemos es que es una plataforma para discutir asuntos estatales. Eso sí, las instituciones evolucionan. No descarto que sus facultades sean modificadas en un futuro», comentó a Efe Dmitri Nóvikov, vicepresidente del Partido Comunista de Rusia.
De hecho, el consejo participará en la elaboración de la política interior y exterior, y también en la preparación de los presupuestos y la política de nombramientos.
Putin aprovechó hoy la reunión para hablar de las relaciones con EEUU, que no cree que vayan a empeorar con la llegada del demócrata Joe Biden a la Casa Blanca.
Además, también puede proponer cambios en la legislación, aunque no tiene la prerrogativa de presentar proyectos de ley propiamente dichos.
Estas facultades limitarían la capacidad de acción de la Duma o cámara de diputados, que, según la nueva Constitución, tendría la última palabra en el nombramiento del jefe del Gobierno y de los ministros.
Los comunistas, el único partido en la Duma que rechazó la reforma constitucional, apoyan que, una vez creado, no sea un órgano «decorativo».
«Saludamos la presencia de los líderes de los partidos de la Duma. No puede ser que sólo incluya al presidente y a sus subordinados», apuntó el diputado comunista.
Mientras, el partido del Kremlin, Rusia Unida, considera que el nuevo soviet constitucional permitirá democratizar el debate sobre los principales asuntos del Estado.
Otros analistas apuntan que el soviet permitirá reducir el carácter presidencialista del Estado ruso, aunque las funciones del Consejo están estrechamente vinculadas con la figura del jefe del Estado, que es quien lo dirige y lo conforma.
SOSPECHAS OPOSITORAS
«Se deben equilibrar los amplios poderes presidenciales con elementos de democracia», dijo Nóvikov.
Al mismo tiempo, reconoció que existe el «peligro» de que el órgano sea utilizado por un futuro presidente para contrarrestar a una Duma donde la mayoría parlamentaria corresponda a otro partido.
«El presidente puede utilizar el consejo para ampliar sus poderes», advirtió.
Mientras, la oposición extraparlamentaria considera que el nuevo soviet es una nueva excusa para perpetuarse en el poder, una vez que la nueva Constitución le permitirá presentarse a la reelección.
Precisamente, hoy la Duma aprobó en primera lectura el proyecto de ley que limita a dos los mandatos presidenciales de seis años, pero solo a partir de su entrada en vigor, por lo que Putin podría permanecer en el poder hasta 2036.
Según una encuesta del Centro Levada publicada hoy, un 32 % de los rusos rechazan categóricamente el hecho de que Putin, en el poder desde 2000, pueda presentarse a la reelección, mientras un 35 % está completamente a favor.
Los jóvenes, especialistas urbanos y empresarios tienen una opinión muy negativa sobre la estratagema constitucional de Putin, mientras pensionistas, amas de casa y residentes en el mundo rural la apoyan a pies juntillas, escisión generacional entre campo y ciudad que marcará el futuro de Rusia en los próximos años.