Júpiter y Saturno son los planetas más grandes del sistema solar, y los dos gigantes protagonizaron el lunes una conjunción que no revistió mayor relevancia desde el punto de vista científico pero sí como hito histórico, porque esa alineación no se registraba desde hacía cuatrocientos años y no se repetirá hasta 2080.
Una conjunción que además de excepcional y única será especialmente interesante por la proximidad de los dos planetas, que se situarán a «solo» 810 millones de kilómetros, un acontecimiento astronómico que ha movilizado a numerosas instituciones científicas y sociedades astronómicas de todo el mundo para hacer observaciones y retransmisiones del evento en vivo.
Coincidió además la alineación de la Tierra con Júpiter y Saturno con el solsticio de invierno -el día más corto y la noche más larga del año-, y todos los astrónomos han coincidido al señalar que son precisamente ese tipo de acontecimientos los que propician la conexión entre la ciencia y la sociedad y los que desatan la fascinación por el Universo.
Varias instituciones científicas, investigadores, aficionados y divulgadores han programaron numerosos espacios y retransmisiones -aunque no habrá concentraciones presenciales- para la contemplación de una alineación que culminó el lunes y que fue visible, a simple vista, pero que fue «perfecta» con prismáticos o telescopios sencillos, con los que se podrán incluso distinguir los numerosos satélites de Júpiter o los anillos de Saturno.
El investigador Miguel Ángel López Valverde, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA/CSIC) ha apuntado que se trató de una ocasión «especialmente bonita» para observar este acontecimiento histórico, y ha subrayado el interés que despiertan las alineaciones de los cuerpos del Sistema Solar y especialmente los eclipses.
Valverde ha explicado que esos eclipses, especialmente cuando un planeta se alinea con una estrella lejana, revelan a los científicos información sobre la composición y la densidad de la atmósfera de un planeta y por ello también las condiciones de habitabilidad.
Las órbitas de Júpiter y Saturno producen conjunciones cada veinte años, pero raramente tan cerca como la que se registró este año, según el investigador Ricardo Hueso, miembro del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco, ha apuntado que una alineación parecida no se producía desde 1623, aunque entonces fue más difícil de observar debido a la cercanía «aparente» de los dos objetos al Sol.
Hueso a explicado que los dos planetas se acercaron tanto que se presentarán a los ojos de los observadores «como una sola estrella brillante en lugar de como dos planetas».
La presidenta de la Federación de Asociaciones Astronómicas de España, Blanca Troughton, ha incidido en lo fácil que resultó observar a simple vista esta conjunción, incluso en lugares -como las grandes ciudades- con mucha contaminación lumínica, ya que los dos planetas destacaron entre los objetos más brillantes del cielo nocturno.
Nada tuvo que ver además este fenómeno con la «estrella de Belén», según los científicos, que han apuntado que no existe ninguna evidencia de que en el año 0 hubiera una conjunción de planetas similar.
«No sabemos a ciencia cierta qué pudo ser la estrella de Belén», manifestó Victoriano Canales, coordinador de las actividades de la Federación de Asociaciones Astronómicas de España y representante de esta organización en la NASA, y ha descartado también que fuera una «supernova» (explosión de estrellas) ya que los barridos realizados con radiotelescopios no han detectado ningún rastro de esas explosiones.