El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, arremetió este miércoles contra Estados Unidos por el progresivo endurecimiento de su política hacia la isla y advirtió de que «se quedarán con las ganas los que se han empeñado en escribir el epitafio de esta Revolución triunfante».
Díaz-Canel cerró hoy el primer pleno que celebra el Parlamento cubano desde el comienzo de la pandemia con una intervención protagonizada por las críticas hacia la recrudecida «persecución» política y financiera que sufre Cuba por parte del país vecino.
Las relaciones bilaterales restablecidas en 2015 atraviesan ahora uno de sus momentos más bajos, a raíz de la decisión de la Administración de Donald Trump de endurecer el embargo con nuevas sanciones en represalia por el supuesto apoyo logístico de La Habana al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
Sin embargo, el jefe de Estado cubano ratificó en su discurso -en presencia del líder del Partido Comunista, Raúl Castro- que su país «no renunciará a mantener sus relaciones de cooperación con los hermanos venezolanos».
Las medidas buscan «asfixiar la economía, crear descontento y desesperanza en la población y culpar de todos los problemas a las supuestas ineficiencias del modelo cubano», dijo.
«No es política, es atropello»
El mandatario denunció que pese a la pandemia del coronavirus, «el imperialismo optó por recrudecer el bloqueo (embargo) de forma extrema y sin precedentes», algo que no solo afectó a las gestiones comerciales de la isla para adquirir equipos e insumos médicos, sino también a «la recepción de ayuda solidaria o humanitaria» enviada por otros países.
«Es una realidad que los cubanos no podremos olvidar», advirtió Díaz-Canel, quien mencionó entre las medidas más dañinas del último año los «esfuerzos» para interrumpir la llegada de combustible a Cuba, la prohibición de vuelos desde EE.UU. a todos los aeropuertos cubanos menos La Habana o la prohibición a los estadounidenses de alojarse en hoteles estatales.
También deploró la reciente cruzada de Washington para impedir el envío de remesas desde EE.UU. a Cuba al vetar las transacciones con la empresa Fincimex, vinculada al conglomerado militar GAESA y principal canal legal para el envío de dinero al país caribeño.
Esa decisión, según advirtió ayer martes Fincimex, obligará al cierre de las 407 sucursales de Western Union en la isla y dejará a cientos de familias cubanas sin poder recibir ayuda económica de sus allegados, en un momento de fuerte crisis.
«Se trata de una acción que afecta a un número considerable de compatriotas y su vínculo con sus familiares» en EE.UU., dijo el presidente, quien insistió en que el embargo «carece de justificación política, jurídica y moral» y «afecta a la vida de todos los cubanos» pero «es incapaz de doblegar nuestra capacidad de resistencia».
A su juicio, «eso no es política, es atropello, es sedicia, es vergonzoso e infame».
Coronavirus a raya
El gobernante se refirió asimismo al «ataque despiadado» de Washington contra el envío de médicos cubanos a terceros países. Según Díaz-Canel, EE.UU. ha presionado «a niveles bochornosos» a otras naciones para que no soliciten el apoyo de los sanitarios de la isla.
Frente a este escenario, «los cubanos estamos demostrando otra vez que sí se puede», sostuvo el mandatario, quien destacó que Cuba «ha logrado mantener a raya» el coronavirus, con índices «ínfimos» de letalidad».
Desde marzo, Cuba ha registrado 6.727 casos de Sars-CoV-2 y 128 muertes, y la mayor parte del país se encuentra ya en la «nueva normalidad» a excepción de tres provincias donde en este momento se combaten rebrotes. La Habana aún no ha reabierto del todo pero se espera que lo haga en los próximos días.
En el pleno de hoy la Asamblea cubana aprobó el plan especial de medidas para enfrentar la fuerte crisis que atraviesa el país -agravada por la pandemia-, un plan que prevé acelerar algunas de las reformas económicas aperturistas anunciadas por el Gobierno desde hace años pero cuya puesta en marcha aún no se ha concretado.
«La voluntad es avanzar con determinación en los próximos dos meses para alcanzar el mayor nivel de implementación posible» este año, aseveró Díaz-Canel, quien habló de «transformaciones profundas» y de dar «máxima prioridad a la producción y comercialización de alimentos» en un momento de fuerte escasez.