Las mascarillas al cuello, a modo de pañuelo, se han convertido en tendencia en Caracas, epicentro de la COVID-19 en Venezuela. Los casi cuatro meses y medio de cuarentena y medidas incumplidas han llevado a los ciudadanos a olvidarse del verdadero peligro del virus y han convertido a la capital en una ruleta rusa.
El sábado, este mercado a cielo abierto está atestado de compradores que buscan ofertas mientras luchan para no caer en los charcos que creó la lluvia de la noche anterior, mientras espantan las moscas. Esa es su verdadera preocupación.
Todos llevan mascarillas, pero muchos las usan en el cuello, sobre la frente o solo sobre la barbilla para facilitar la respiración, pese a quedar desprotegidos y elevar las posibilidades de contagio a todos los que los rodean.
Algunas de estas personas son detenidas por militares y puestas en fila en una pared cercana a la entrada del mercado. Como castigo, les obligan a levantar un cartel que exige el uso de mascarillas, pero el mensaje no llega a las cientos de personas que los rodean y lucen más preocupadas por la economía que por la salud.
Saltan las alarmas
Caracas es, desde hace varios días, el epicentro de la pandemia por el nuevo coronavirus en Venezuela, un fenómeno que ha venido de la mano con el carácter exponencial que muestra ahora la curva de contagios en todo el país.
Solo el sábado, en Caracas, se detectaron 216 nuevos contagios, lo que elevó la cifra de casos en el Distrito Capital -que une la ciudad de Caracas con varios municipios del cercano estado de Miranda- hasta los 1.839.
Este hecho, llevó a la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, a asegurar que el virus SARS-CoV-2, que causa la COVID-19, «está amplíamente circulando» en Caracas.
«Hay un brote, y ese brote debemos controlarlo», insistió antes de señalar que es responsabilidad de los individuos protegerse contra un posible contagio a través del uso de mascarillas, el lavado frecuente de manos y el cumplimiento de la cuarentena.
Pero el Gobierno venezolano ha dicho que no solo la inobservancia de las medidas básicas de bioseguridad, sino también el ingreso ilegal de connacionales infectados desde Colombia, son responsables del aumento en las tasas de contagio y muertes por COVID-19, que superan las 140.
Declaraciones de Maduro
El presidente Nicolás Maduro dijo la semana pasada que, al menos, 115.000 migrantes venezolanos han retornado al país desde que surgió la emergencia por el nuevo coronavirus.
Cerca de 40.000 lo habrían hecho por los pasos ilegales conocidos como «trochas» y sin cumplir la cuarentena preventiva. Un 10 % de ellos habría estado infectado al momento de cruzar la frontera.
Esta idea parece haber calado en un sector de la población, que ve en los venezolanos retornados la causa del incremento de los casos.