El 77,92 por ciento de los votantes apoyó el paquete de enmiendas a la Constitución rusa, una de las cuales permitiría al presidente Vladímir Putin permanecer en el poder hasta 2036, según los datos oficiales definitivos ofrecidos este viernes por la Comisión Electoral Central (CEC).
El acta firmada por los 15 miembros de la CEC en una sesión transmitida en directo por internet, indica que solo el 21,27 por ciento de los participantes en la consulta, que se extendió siete días, del 5 de junio al 1 de julio, se pronunció contra las enmiendas constitucionales y la continuidad de Vladímir Putin en el poder.
La participación fue del 67,97 por ciento del censo electoral cifrado en 109.190.337 ciudadanos.
«La votación transcurrió en libertad y todos los ciudadanos pudieron expresar su punto de vista», subrayó la presidenta de la CEC, Ela Panfílova, que señaló que la consulta ha sido un ejemplo de «democracia directa».
Agregó que la legitimidad del proceso fue «innegable», pese a las denuncias opositoras de fraude y manipulación de los resultados.
«No hemos recibido ninguna reclamación que merezca ser examinada en el grupo de trabajo o una reunión de la CEC», aseguró Panfílova.
Este jueves, tras anunciarse los resultados preliminares de consulta nacional, el Kremlin calificó de «triunfo» la victoria aplastante del «sí».
El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, aseguró que fue un «referéndum triunfal de confianza en Vladímir Putin».
Pero la «campaña de información» en los medios estatales previa al plebiscito hizo hincapié en las enmiendas de carácter social, como la indexación de pensiones y respeto por el trabajo, la familia tradicional y muchas otras, y silenció la modificación crucial: la que da vía libre a la continuidad de Vladímir Putin en el poder para perpetuarse en el poder.
«Con un pase de manos (por boca de un portavoz) han convertido en referéndum una ‘votación nacional’ de esencia jurídica poco clara y celebrada al margen de la normas de la ley federal de referéndum», denunció el secretario del Comité Central del Partido Comunista de Rusia, Serguéi Obújov.
Según la ONG Golos (voto o voz, en ruso) por unas elecciones limpias, la consulta sobre la enmiendas constitucionales «entrará en la historia del país como un ejemplo de atentado contra la soberanía del pueblo».
Tras el anuncio de los resultados oficiales definitivos de la votación nacional sobre las enmiendas, se espera que el presidente ruso firme el decreto y se produzca su publicación y entrada en vigor.
Según la Constitución, la celebración de la consulta era totalmente innecesaria, más aún cuando las modificaciones ya habían sido aprobadas por el Parlamento y promulgadas por el jefe del Estado.
No obstante, Vladímir Putin supeditó su entrada en vigor a su aprobación por los ciudadanos, decisión que ha sido interpretada como un intento de legitimar unas enmiendas aprobadas por un Parlamento controlado férreamente por el oficialismo.
Que más soberano puede ser un pueblo que tiene la oportunidad de validar con democracia participativa enmiendas a la constitución. Poco soberano serían si un reportero extranjero impusiera su idealismo de democracia sobre la mayoría de los votantes nacionales. Putin es un presidente con mucha dignidad, responsabilidad e integridad diplomática. Ahora yo me pregunto donde están los derechos internacionales que protegen la autodeterminación de los pueblos y a quien se le ocurre denigrar las democracias participativas sin ningún otro argumento más que por ser diferente.