Un sismo de magnitud 7,5 en plena pandemia materializó este martes el peor temor de los habitantes de Ciudad de México, el epicentro del brote de COVID-19 en el país que permanece en el máximo riesgo por la enfermedad.
Cuando el temblor, con epicentro en el sureño estado de Oaxaca, activó la alerta sísmica de la capital, lo primero que hizo Alejandro Santoyo fue colocarse el cubrebocas, meter su tortuga dentro de una cubeta y tomar sus documentos personales.
«El 2020 nos quiere erradicar definitivamente. Es muy inconveniente, ¿y qué más se puede decir? ¿que no sea una coincidencia o algo parecido?», contó el joven a Efe desde la céntrica Avenida Álvaro Obregón.
A unas cuadras de ahí, Brandon Rodríguez acababa de dejar a una de sus familiares en el Hospital Obregón, pero apenas pasaron 20 minutos cuando sonó la alerta sísmica, por lo que volvió y alcanzó a oír cómo crujían las paredes del lugar, que desalojó a decenas de enfermos.
«Es un año, aparentemente se ve, difícil y esto yo creo que es parte de muchas cosas. Todavía nos queda mucho 2020 por delante y así como están las cosas quién sabe. Yo espero que todo se vaya solucionando de la mejor manera», relató.
ALERTA SÍSMICA Y SANITARIA
Estos jóvenes reflejan el sentir de los pobladores de Ciudad de México, vulnerable por su densidad e infraestructura a los temblores, al sufrir uno el 19 de septiembre de 2017 que dejó 228 muertos y el histórico del 19 de septiembre de 1985 con más de 20.000 fallecidos.
Además, el terremoto sacudió la capital cuando sigue el máximo riesgo de la pandemia, al acumular casi 43.000 casos y más de 5.500 decesos por COVID-19, cerca de una cuarta parte de los más de 185.000 contagios y 22.500 fallecidos a nivel nacional.
Por ello, Paola Aguilar salió de su hogar, cerca del Zócalo capitalino, con la idea de mantener en todo momento la sana distancia, la política del Gobierno de México que consiste en estar a más de metro y medio de las demás personas.
«Cada quien con su familia sí se colocó en su sana distancia, cada grupito en cada lado para que no tuviéramos contacto con nuestros vecinos, sino que mis hijos, mi esposo y así cada quien parado, un ratito nada más y ya nos volvimos a subir, hay que cuidarnos ahorita por la enfermedad», comentó.
DAÑOS VIEJOS Y NUEVOS
Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de Ciudad de México, descartó víctimas mortales, derrumbe de edificios o daños graves en hospitales, con solo dos personas lesionadas.
Pero al norte de la capital 40 familias evacuaron un edificio en la Unidad Habitacional Lindavista-Vallejo que estaba dañado desde antes del sismo de 2017.
«Lo que no queremos es que nos saquen tan rápido porque nuestras cosas están en riesgo, aparte son adultos mayores también los que hay, no es tan fácil que se puedan mover para sacar sus cosas», manifestó Patricia Monroy, una de las vecinas.
En tanto, Gloria González rezó a Dios y pensó en su familia cuando se activó la alerta sísmica mientras conducía entre los barrios de Roma y Doctores, donde se agravaron los daños en decenas de inmuebles afectados por el último terremoto.
«Se siente pánico, se siente terror, se siente miedo, porque sí sentí miedo, la verdad, cuando vi que los edificios se movían, mi camioneta se movía hacia los lados, conforme iba pasando el tiempo yo iba sintiendo más que el temblor estaba más fuerte», declaró.