Cuatro personas murieron hoy y otras dos resultaron heridas al estrellarse un avión militar etíope en el aeropuerto de Mogadiscio, confirmó a Efe el coronel somalí Dahir Mohamed.
Las víctimas son los miembros de la tripulación, señaló Mohamed, al precisar que la aeronave transportaba armas para el Ejército de Somalia.
El avión -que quedó completamente destrozado- se incendió durante la maniobra de aterrizaje por causas que aún se desconocen, agregó la fuente, que tenía el encargo de recoger el armamento.
Según el teniente general Simon Karanja, subcomandante de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), que usa el aeropuerto de la capital somalí, el fuego se desencadenó cuando el aparato tocó la pista de aterrizaje, poco antes de las 08:00 hora local (05:00 GMT).
En un comunicado, la AMISOM agregó que los dos heridos «están recibiendo atención médica» en el hospital de esa fuerza multinacional en Mogadiscio, y que las «investigaciones ya están en curso» para esclarecer la causa del accidente.
El representante especial de la Unión Africana (UA) para Somalia, Mahamat Saleh Annadif, «expresó sus condolencias al Gobierno y el pueblo de Etiopía tras la pérdida de vidas humanas, y deseó una rápida recuperación de los tripulantes heridos», según la nota.
«Etiopía es un socio estratégico para AMISOM y ha estado con nosotros en los esfuerzos para estabilizar Somalia», añadió Saleh.
A pesar de los avances logrados el año pasado en el terreno político, con la elección de un Parlamento y un presidente que puso fin al Gobierno de transición, Somalia se encuentra todavía inmersa en un prolongado y complejo conflicto armado.
Las tropas de la AMISOM, el Ejército somalí, las Fuerzas Armadas etíopes y varias milicias pro gubernamentales combaten a Al Shabab, la milicia fundamentalista islámica dominante desde 2006.
Al Shabab, que anunció en febrero de 2012 su adhesión formal a la red terrorista Al Qaeda, lucha supuestamente para instaurar un estado islámico de corte wahabí en Somalia.
Aunque las tropas aliadas arrebataron a finales del pasado septiembre a los fundamentalistas su mayor bastión, la ciudad costera sureña de Kismayo, los radicales todavía controlan buena parte del centro y el sur de Somalia, donde el frágil Ejecutivo del país aún no termina de imponer su autoridad.
Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un gobierno medianamente efectivo y en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra que responden a los intereses de un clan determinado y bandas de delincuentes armados.
Mogadiscio, 9 ago (EFE).-