El uso prolongado de drogas llevó a los funcionarios de salud a estudiar un programa de inyección segura
El uso prolongado de drogas en la región llevó a los funcionarios de salud, a considerar la posibilidad de introducir un programa de inyección segura, para prevenir la sobredosis y la propagación de enfermedades.
Los investigadores están llevando a cabo un estudio de factibilidad en los próximos meses, para determinar si un programa de inyección segura sería apoyado en la provincia de London.
Viendo la prevalencia del uso de drogas pone a la Middlesex London Health Unit, en alerta máxima.
«Es una llamada de atención», informó el Dr. Chris Mackie, el oficial médico de salud de la unidad de salud. «Hemos estado trabajando en el tema del uso de drogas inyectables, y más ampliamente en las adicciones por algún tiempo ahora por eso».
Las investigaciones que se realizan en Londres son similares a los estudios realizados en Toronto y Ottawa, donde se recomendaron sitios de inyección seguros hace varios años. Los modelos propuestos para esas ciudades eran muy diferentes del sitio en Vancouver, donde una instalación abastece a una gran concentración de usuarios.
Los modelos propuestos para Ottawa y Toronto sugirieron crear varios sitios para proporcionar un mayor acceso a los usuarios que están dispersos por esas ciudades.
Uno de los investigadores que trabajan en el estudio de viabilidad en London, manifestó que es importante llegar a un modelo que sea apoyado por la comunidad. El Dr. Thomas Kerr, profesor de medicina en la Universidad de Columbia Británica, ha pasado años estudiando sitios de inyección seguros en Vancouver y en todo el mundo.
«Realmente estamos llevando a cabo la investigación preliminar para determinar si hay una necesidad», dijo a un conocido medio de noticias. «Si abordamos esto desde una perspectiva científica y tratamos de implementar programas innovadores, pero basados en evidencia, esperemos que podamos, no sólo mejorar la salud pública, sino también ahorrar dinero».
La primera fase del estudio de factibilidad incluye el estudio de usuarios de drogas inyectables para averiguar si realmente utilizarían una instalación de este tipo. La segunda fase se centrará en la consulta con los políticos locales, los profesionales de la salud, las empresas privadas y la policía.
La oposición es un obstáculo común que los funcionarios de salud tienen que ocuparse temprano en el proceso, explicó Kerr.
«Normalmente, las personas que saben muy poco acerca de estas instalaciones se oponen con frecuencia y, a medida que la gente aprende más sobre ellos, se vuelven mucho más aceptables», indicó.
Él usó el sitio de Vancouver como un excelente ejemplo de cómo el apoyo a estas instalaciones puede cambiar.
«Con el tiempo, el apoyo público a la instalación ha crecido enormemente», señaló Kerr. «Eso es en gran parte porque los beneficios son claros y muchos de los temores que la gente tenía sobre estas instalaciones simplemente no se desarrollaron».
