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La resurrección de Kristen Stewart, estrella de ‘Crepúsculo’

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Stewart con el director galo Olivier Assayas.
Foto: Dimitrios Kambouris / AFP

Kristen Stewart tiene solo 26 años, pero parece que va por su segundo cambio de piel. La estrella estadounidense de ‘Crepúsculo’, la saga de vampiros que hace nueve años la puso en el mapa de Hollywood, parece haber evolucionado al borde de las fauces de la meca del cine, que casi la devoran y casi terminan por convertirla en uno de sus productos desechables.

Escándalos, infidelidades, opciones sexuales, todo el combo de prensa rosa se ha aplicado sobre ella desde que se hizo público el supuesto engaño a su novio fuera y dentro de la pantalla (‘Crepúsculo’), Robert Pattinson. Crucificada por la prensa e incluso por los feroces tuits del presidente Donald Trump (quien publicó en el 2012: “Pattinson no debería volver con Kristen Stewart. Ella lo engañó como a un perro y lo seguirá haciendo. Él se puede encontrar a alguien mejor”), la actriz ha buscado una nueva vida artística en Francia.

Y la encontró de la mano del director galo Olivier Assayas. Con él hizo en el 2014 la estupenda ‘Clouds of Sils Maria’, donde interpretó a la asistente de una actriz famosa, a cargo de la ganadora del Óscar Juliette Binoche. Ahora estrena ‘Personal Shopper’, donde una vez más es la asistente de una celebridad, que se mueve dentro del mundo de la alta costura parisina mientras en su vida personal es una chica vulnerable y solitaria que recibe supuestos mensajes enviados desde el más allá por su hermano gemelo recién fallecido.

Grata sorpresa en la competencia oficial de Cannes, ‘Personal Shopper’ y su componente fantasmagórico es una historia que colinda con el suspenso, pero más que nada se trata de un inteligente estudio de lo espectrales que pueden llegar a ser estos días ultramaterialistas que vivimos.

“Lo que traté de hacer fue conectar la realidad con nuestra imaginación –explica Olivier Assayas, quien ganó el premio al mejor director en Cannes–. Creo que vivimos en los dos lados del espejo: trabajamos, pero también tenemos nuestra imaginación, tenemos a la gente que hemos perdido, los recuerdos. Es una soledad que nos habita. Y creo que el personaje de Maureen (Stewart) está buscando el pasaje entre esos dos mundos. De alguna manera estaba interesado en poner toda esta historia dentro del contexto de la industria de la moda, ya que no hay nada que represente algo más materialista en la sociedad moderna. Y me sentía llevado por la idea de que alguien tuviera las ganas de escapar de eso y encontrar la salvación en algo invisible, en lo invisible de los sueños”.

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Assayas comenzó como crítico en la revista ‘Cahiers du Cinéma’ y, como buen hijo del director Jacques Rémy, terminó decidiéndose por la realización. Su filmografía es diversa y en ella ha explorado desde el inexorable paso del tiempo –como en ‘Las horas del verano’, del 2008, sobre cómo los recuerdos de niñez se desvanecen– hasta la recuperación del tiempo perdido, como se ve en ‘Clean’, del 2004, sobre una adicta que trata de recuperar a su hijo, que en Cannes le dio el premio a mejor actriz a su exesposa Maggie Cheung. Su maestría también ha llegado al género del ‘thriller’, como se aprecia en la miniserie ‘Carlos’ (2010), sobre el terrorista venezolano Ilich Ramírez, más conocido como ‘Carlos, el chacal’.
Y ahora está esta historia desafiante, que para Kristen Stewart ha significado una especial forma de encarar su propio “mundo de celebridad” en el que ha estado sumergida durante la última década. “Hay un montón de odio a sí misma –explica la actriz, que el 9 de abril cumplió 27 años, sobre la chica a la que retrata en la pantalla–. Además, tiene anhelos contradictorios: siente atracción por la industria de la moda pero, al mismo tiempo, detesta ese ambiente. Ella es increíblemente táctil y física, y fue divertido interpretar a alguien así. Además, es muy competente”.

En su exploración, Kristen Stewart dice que se ha abierto a un mundo nuevo y a lo que tiene que ver con películas más de autor y menos de fórmula, y con un enfoque completamente distinto a la fábrica de salchichas tipo ‘Crepúsculo’. “He aprendido a valorar directores y películas clásicas de Francia, como ‘Sin aliento’ (Jean Luc Godard) y ‘Jules & Jim’ (François Truffaut). Olivier (Assayas) y su equipo me han abierto el mundo de las proyecciones de cine y de la cinefilia. He descubierto un montón de filmes franceses en DVD”, admite la californiana.

De hecho, la posta entre su anterior filme francés y este es estrecha. “Hicimos ambas películas casi pegadas una a la otra y es algo que me dejó muy tranquila, porque estaba triste de no poder seguir compartiendo con el equipo de Olivier –dice ella–. A diferencia de lo que pasa en Hollywood, acá en Francia funcionan más como una familia, como una ‘troupe’. Y cuando supe que Olivier quería hacer otra película conmigo, fue al momento de presentar ‘Clouds of Sils Maria’ en Cannes, en el 2014. Leí el guion y lo amé.

De hecho, de manera profética, unas líneas de ‘Clouds of Sils Maria’ anticiparon la nueva reunión y el tenor de ‘Personal Shopper’. En la cinta del 2014, el personaje de Stewart defendía ante su jefa, Juliette Binoche, el valor de una película B de ciencia ficción, porque en esos mundos inventados a veces hay mejores metáforas y reflexiones de la realidad que en un drama “real-realístico”.

Mensajes desconocidos

La actriz estadounidense lo hace muy bien en este filme de Olivier Assayas, porque logra reflejar en pantalla una soledad desgarradora, una carencia de comunicación casi absoluta con quienes la rodean y la sensación de falta de pertenencia de una gringa en el París real. En este contexto, su celular es la única herramienta de conectarse con alguien o con algo… Porque a su teléfono comienzan a llegar mensajes de origen desconocido que podrían ser de su gemelo fallecido.

“Al inicio quería un filme experimental donde todos los diálogos fueran mediante mensajes de texto –cuenta el realizador–. Pero la estructura iba a ser excesiva. Sin embargo, la idea me quedó. Creo que todos compartimos, en mayor o menor grado, que nos hemos vuelto rehenes de estos nuevos medios de comunicación, como las redes sociales; a veces nos controlan. Es un poco aterrador ver cómo alguien puede volverse completamente adicto usando un teléfono móvil”.

Y Kristen Stewart añade sobre el punto: “En el contexto de la película, mi personaje está totalmente solo, casi sin voz. El hecho de que ella pueda sentarse detrás de este teléfono y sentirse más cerca de estar viva, o algo así, definitivamente dice mucho sobre cómo interactuamos unos con otros y con la tecnología. Es un poco aterrador. Casi que sería mucho más fácil para mí para sentarme y escribir un correo electrónico sobre lo que estoy hablando en este momento”.

El mundo de ‘Personal Shopper’, así las cosas, es uno de sumo original y reflexivo, y una oferta cinéfila poco común para los tiempos que corren: un lujo que hay que apreciar por lo que es: una cinta inteligente con guiños conscientes a sus fuentes de inspiración, como el caso de la pintora Hilma af Klint, olvidada durante décadas, pero una artista abstracta crucial, que hacía conexiones con lo que ella creía era el mundo de los muertos mediante el espiritismo y su propio trabajo.

“También revisé crónicas sobre comunicación con espíritus. Y también me inspiró el libro de Víctor Hugo donde él dialoga con espíritus y ves que realmente lo creía”, dice entusiasmado Assayas sobre cómo intentó buscar vida en el bosque invisible de espíritus que planta en la pantalla.

Y es gracias a esta colaboración con Assayas que Kristen Stewart ha podido encontrar una nueva vida artística: “Esta película me hizo sentir que no hay nada que pueda aparecer en el camino que me haga pensar que no soy capaz de seguir adelante”.

Ha sido nominado cinco veces a la Palma de Oro de Cannes y el año pasado ganó el premio al mejor director en este prestigioso festival.

ERNESTO GARRATT VIÑES
EL MERCURIO (Chile) – GDA
http://www.eltiempo.com/

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