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Ford importará en EE. UU. el Focus desde China

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El traslado a China se producirá cuando concluya la producción del Focus actual en Wayne, Michigan.
Foto: Ford

Ford Motor abandona la producción del Focus en el continente norteamericano y la traslada a China, a expensas de México.

Es la consecuencia de la decisión de la compañía de renunciar a la construcción de la nueva planta en pleno ataque del presidente Donald Trump contra la estrategia de la compañía de Detroit.

Los autos ensamblados como mano de obra barata china llegarán al mercado estadounidense a partir de la segunda mitad del 2019.

El fabricante atraviesa un momento complicado desde el punto de vista operativo.

La compañía busca ahorros de unos 1.000 millones de dólares para poder concentrar ese efectivo en el desarrollo de nuevas tecnologías, como la conducción autónoma.

En paralelo, está concentrando la producción de los vehículos de gran cilindrada, los que tienen más margen para los resultados, en Estados Unidos, y la de utilitarios la traslada a zonas de bajo costo.

Con esta lógica se entiende la decisión de Ford Motor, que va a poner a prueba la paciencia de Trump y del consumidor en los Estados Unidos.

El traslado a China se producirá cuando concluya la producción del Focus actual en Wayne, Michigan.

El plan inicial era que esa línea se deslocalizara a México.

Pero el pasado mes de enero, la compañía decidió abortar el plan de inversión de 1.600 millones para expandir la capacidad al sur de la frontera, con una nueva fábrica en San Luis Potosí.

Ford Motor acaba, además, de despedir a Mark Fields como consejero delegado.

Lo sustituyó por Jim Hackett, quien ahora está en proceso de revisar toda la estructura de negocio.

Aunque es su primera decisión como máximo ejecutivo, la discusión interna comenzó hace dos meses.

El Focus se produce también en Hermosillo. Si bien México es más barato que China, considera que es más práctico que el nuevo modelo se concentre en la fábrica en Chongqing.

El presidente de operaciones globales del grupo automotor, Joe Hinrichs, asegura que hay “apetito” de los consumidores para consumir “productos de calidad” fabricados en China.

Pone como ejemplo el iPhone, de Apple. General Motors también importa los todoterrenos de Buick.

Así mismo, señala que la demanda por los utilitarios pequeños cae, y por eso opina que no tienen sentido tener dos fábricassuministrando el mercado de los Estados Unidos.

Más allá de las tendencias de mercado, la deslocalización de empleos es una cuestión políticamente muy sensible. Ford Motor trata de compensar el golpe diciendo que va a invertir 900 millones en la fábrica que tiene en Kentucky para el todoterreno Expedition y el Navigator, de Lincoln.

En febrero informó que la planta de producción del Focus en Michigan se utilizará para el todoterreno de tamaño medio Ranger.

Por eso asegura que ningún empleo en los Estados Unidos se verá afectado.

EE. UU. tiene previsto iniciar en agosto las negociaciones para revisar el tratado de libre comercio con México y Canadá.

La administración Trump está tratando en paralelo de estrechar los lazos comerciales con China, por lo que la maniobra estratégica de Ford Motor en principio no debería causarle tanto rechazo.

Los inversionistas aplauden la decisión porque estos ahorros le permiten destinar el efectivo a nuevas líneas de negocio, como el automóvil eléctrico y la conducción autónoma.

SANDRO POZZI
Ediciones EL PAÍS, SL 2017.

http://www.eltiempo.com/

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