El cierre de Lynx Air, con sede en Calgary, plantea preocupaciones sobre el impacto en los viajeros canadienses. La aerolínea, que ofrecía vuelos asequibles con un enfoque en tarifas sencillas, no pudo resistir las crecientes presiones del mercado, incluidos los costos en aumento, los altos precios del combustible y el difícil entorno económico y regulatorio.
Moshe Lander, economista de la Universidad de Concordia, señala que tener éxito en la industria aérea canadiense es un desafío, ya que la población es limitada y la geografía extensa. Con el cierre de Lynx, se anticipa que los precios de los vuelos aumentarán para los consumidores canadienses, no solo debido a la pérdida de un proveedor, sino también por la necesidad de reprogramar vuelos cancelados.
Gabor Lukacs, presidente del grupo de defensa de los derechos de los pasajeros aéreos, destaca la preocupación sobre los pasajeros que podrían tener reclamaciones pendientes con la aerolínea. Aboga por una legislación que priorice a los pasajeros en casos de quiebras de aerolíneas, garantizando la protección de sus derechos y fondos.
En relación con el futuro de las aerolíneas en Canadá, Lander sugiere que una flexibilización de las regulaciones gubernamentales que permiten a las aerolíneas internacionales operar en el país podría generar competencia. Aunque no resolvería los desafíos de rentabilidad en vuelos de corta distancia, podría abordar problemas en rutas de larga distancia, ofreciendo precios más competitivos y potencialmente beneficios para los consumidores.
El cierre de Lynx Air destaca la necesidad de examinar la viabilidad y las regulaciones del sector aéreo en Canadá para garantizar una oferta más robusta y accesible para los viajeros en el futuro.
